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Milagro XVIII Los judíos de Toledo


Aclaración previa: ésta es una versión al castellano moderno casi de urgencia para que mis alumnos puedan entender el contenido de la obra. Por lo tanto, aunque intento respetar la rima, ni de lejos me preocupo por el cómputo silábico. Si ves algo que rectificar o quieres hacerme alguna sugerencia, por favor escríbeme.


En Toledo la noble, que es arzobispado,
Un día de gran fiesta por agosto mediado,
Fiesta de la Gloriosa Madre del buen Criado,
Aconteció un milagro grande y muy señalado.

Estaba el arzobispo, un leal coronado,
En medio de la misa sobre el altar sagrado:
Oyéndola mucha gente, pueblo bien adobado,
La iglesia bien llena, el coro bien poblado.

Las gentes, muy devotas, hacían oración
Como hombres que quieren ganar el perdón de Dios:
Oyeron una voz de gran tribulación,
Lo que perturbó toda la función.

Les dijo la voz del cielo, doliente y querellosa:
Oid, dijo, cristianos, una extraña cosa:
Las gentes judías, sordas y cegosas (1),
Nunca contra Cristo fueron más porfiosas.

Según lo que nos dicen las santas Escrituras,
Hicieron con Cristo muy grandes travesuras:
Esas maldades herían mis asaduras,
Mas ellos perseveraron en sus locuras.

Ni se dolían del hijo, que mal no merecía,
Ni de su madre, que tal pena había:
Pueblo tan desunido, que tan mal comedía,
Hiciera lo que hiciese, un error sería.

Los que nacieron falsos y traidores,
Ahora me renuevan los antiguos dolores,
En gran aprieto me tienen y en malos sudores.
En la cruz está mi hijo, luz de los pecadores.

Otra vez crucifican a mi querido hijuelo,
Nadie sabe qué grande es mi duelo.
Se cría en Toledo un amargo majuelo,
Nunca se crió tan malo en este suelo.

Oyó esta voz toda la clerecía
y muchos de los laicos de la mozarabía.
Entendieron que era la voz de Santa María,
Que los judíos hacían contra ella folía (2).

Habló el arzobispo que la misa cantaba,
Lo escuchó el pueblo que cerca de él estaba
Dijo: "Creed que la voz que hablaba,
Denuncia muy gran soberbia y por eso se querellaba.

Sabed que los judíos hacen alguna cosa
contra Jesucristo, hijo de la Gloriosa:
Por esa cuita anda la madre querellosa.
No es ésta querella baldía ni mentirosa.

Clérigos y seglares, cuantos aquí estáis,
Atended a esto y no lo desdeñéis:
Si buscáis, rastro encontraréis;
De esta fechoría justicia tomaréis.

Vayamos a las casas, esto no lo retrasemos,
De los rabinos mayores, pues algo hallaremos:
Dejemos los placeres, ya los recuperaremos;
Si no, por la Gloriosa demandamos seremos."

Se puso en marcha el pueblo y toda la clerecía.
Fueron rápidamente hacia la judería.
Los guió Jesucristo y la Virgen María.
Fue descubierta su alevosía.

Hallaron en la casa del rabí más honrado
Un gran hombre de cera formado.
Como Jesucristo estuvo, estaba crucificado.
Con grandes clavos clavado, gran herida en el costado.

Cuantas afrentas hicieron en nuestro Señor,
Allí las reproducían para nuestro deshonor.
Fueron ajusticiados con gran dolor:
Lo que representaban obtuvieron, gracias sean dadas a Dios.

Fueron bien castigados los que prender pudieron.
Les dieron lo que se merecieron:
Por lo que hicieron, mala muerte consiguieron.
Que fue una mala idea, después lo entendieron.

Quien a Santa María quisiera afrentar,
Lo que éstos ganaron, eso debe ganar.
Mas procurémosla servir y honrar,
Pues al cabo con su ruego nos socorrerá.


Notas

1 Ciegas.
2 Locura.


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